CINE: LA SOSPECHA
Por El espectador compulsivo
UN MISTERIO POLICÍACO, UN DRAMA MORAL
¿Qué hay debajo de la apacible cotidianeidad de un pueblito medio perdido en un paisaje boscoso y frío? ¿Qué subyace bajo los rostros de los vecinos, algunos conocidos, otros no tanto? ¿Acaso no ocultamos todos algún secreto de nuestro pasado que nos pesa y nos define? ¿Qué somos capaces de hacer en una situación límite? Y, por último: ¿por dónde pasa la línea que nos separa de lo aborrecible, de lo monstruoso? Todas estas preguntas circulan bajo la trama policíaca de La sospecha (Prisioneros, según el título original), dando forma a este thriller sombrío dirigido por el realizador canadiense Denis Villeneuve (Incendies, 2011, nominada al Oscar).
Es el día de Acción de Gracias y la familia de Keller Dover se acerca al hogar de los Birch para celebrar juntos. Ambos tienen hijos de edades similares –dos adolescentes y dos de alrededor de seis años-, motivo por lo cual es probable que todos disfruten de la visita de la mejor manera. En algún momento, las niñas más pequeñas van en busca de un juguete perdido y desaparecen, y junto con ellas se desvanece también la previsible rutina por la que se deslizaban sus vidas. Pronto identifican a un sospechoso, un joven que estacionó su casa rodante cerca, un vehículo misterioso al que las chicas se acercaron jugando durante un paseo con sus hermanos mayores. El muchacho, cuya edad intelectual ronda los diez años, es apresado pero no hay pruebas suficientes que lo vinculen con los hechos. Una vez liberado, Keller –convencido de su culpabilidad y lleno de desconfianza sobre la labor del detective a cargo- decide tomar las riendas de la investigación y secuestrarlo para arrancarle información.
El relato, cuyo punto de vista es itinerante, se mueve, fundamentalmente, en dos frentes: el de Loki (Jake Gyllenhaal), el detective encargado de resolver el caso, y el de Keller (Hugh Jackman), un hombre católico dispuesto a todo para dar con su hija. Los Birch –familia de color- tienen en el film un papel absolutamente menor, aunque contribuyen por contraste a destacar la elección del jefe de la familia Dover. Hay muchas opciones posibles, y el matrimonio adopta otras; cada uno tiene, a pesar de la desesperación y el ansia de venganza, sus propios límites, no siempre coincidentes.
Villeneuve va construyendo un clima enrarecido y aplastante, en el que las sospechas se multiplican, gracias –es cierto- a innumerables pistas falsas. Una creciente violencia se hace evidente a medida que avanza una narración que no evita escenas de tortura cada vez más explícitas hasta que el encierro del muchacho tras un tabique de madera priva al público, pudorosamente, de esa visión degradante; sin embargo, parte del rostro todavía es visible por un agujero mostrando la deplorable condición a la que es reducido. Hay un punto donde la cuestión acerca de si está bien aplicar semejantes tormentos, parece desplazarse a la de si está justificado, según el muchacho –un excelente Paul Dano- sea o no culpable de lo que se lo acusa, aporte o no los datos necesarios para salvar a las niñas. Más allá de los derroteros que siga luego el extenso relato (más de dos horas y media) hacia crímenes seriales, infancias tormentosas y personajes monstruosos, ese es el punto de inflexión de un planteo moral que trasciende el ámbito privado.
Un film que pivotea entre el suspenso y el pavor, atrapando en su telaraña –no siempre convincente- en todo momento. Un relato que plantea también al espectador sus propios límites: qué es lo que cada uno está dispuesto a soportar, cuánta degradación, cuánta angustia, qué grado de identificación.
TRAILER
FICHA TÉCNICA
La sospecha (Prisoners, Estados Unidos, 2013)
Dirección: Denis Villeneuve
Guión: Aaron Guzikowski
Dirección de Fotografía: Roger Deakins
Música: Jóhann Jóhannsson
Edición: Joel Cox y Gary Roach
Elenco: Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Viola Davis, Maria Bello, Terrence Howard, Melissa Leo y Paul Dano