TEATRO: RODANDO

LA VIDA EN DECOUPAGE

«Panorámica que se estrella en una bota texana. Un escenario casi vacío, salvo por una mesa alta y un vaso de agua. De pronto, de la sombra, emerge un hombre en silla de ruedas: botas tejanas, boquilla, fuma… Empieza a contar a público una road movie. Una road movie bonaerense que pronto deviene rodaje». 

Rodar puede tener muchos sentidos. Rodar puede ser, por ejemplo, andar por la ruta en un coche, devorando caminos o paseando; mirar el paisaje recortado en una ventanilla.

Rodar puede ser, también, filmarlo, registrarlo con una cámara en cuadros, escenas y secuencias; contar una historia o, simplemente, dejar correr el tiempo y la película.

Finalmente, rodar puede significar deambular con las piernas muertas, anclado a una silla de ruedas, moverse solo gracias a ella, y hablar, hablar como si en eso se fuera la vida. En eso, en contar…

Germán Rodríguez en Rodando

Germán Rodríguez en Rodando

Solo en el escenario un hombre relata una road movie con mucho detalle. Casi podemos verla como si fuera proyectada en una pantalla, y más aún, como si pudiéramos traspasarla y habitar la realidad misma: percibir el viento, los pájaros, los carteles que se suceden, los pueblos chiquitos con sus calles y sus rutinas. Pero no, en verdad es  cine… No, digo, es teatro.

Se podría decir que Rodando sucede en un paisaje rural -“bonaerense”, aclararía el autor-, frecuente a lo largo de las rutas por toda la provincia; pero, en realidad, el hombre en silla de ruedas no sale de la habitación -excelente iluminación de Sergio Cucchiara- y desde allí nos cuenta de ese otro hombre que quiere rodar una película, nos cuenta la película. Y después otra. Y, finalmente, cómo se cruzan ambas, o no.

El relato es sumamente minucioso y trabaja con imágenes generadoras muy vívidas que denotan el paso de Alejandro Acobino[1], su co-autor, por la EMAD y, muy especialmente, la influencia de Mauricio Kartun. Es más, el monólogo que va desgranando su protagonista no es otra cosa que una sucesión de esas imágenes generadoras, el despliegue cinematográfico de esas imágenes. El texto, escrito en co-autoría con el actor que le da vida –un magistral Germán Rodríguez- recurre insistentemente al humor, presente en el tono entre melancólico y burlón con el que el hombre narra las historias.

Rodando tiene mucho de cine y, también, mucho de esa realidad que se cuela en los paisajes pueblerinos tan bien descriptos, en los personajes que van y vienen por sus caminos, en los deseos constantes de quien quiere atraparla en una película. Algo de bajeza y una cuota de heroísmo. La trivialidad y el momento culminante todo en uno. Rodando tiene mucho de cine y mucho de realismo, pero es, en definitiva, teatro. Teatro del bueno. Del mejor.

FICHA TÉCNICA

Autor: Alejandro Acobino y Germán Rodríguez

Actor: Germán Rodriguez

Diseño de iluminación: Sergio Cucchiara

Diseño de escenografía: Mehrez-Acobino

Diseño de vestuario: Mehrez-Acobino

Fecha y ciudad de estreno: 16 de marzo de 2007, Ciudad Autónoma de Buenos Aires

 

NUEVA TEMPORADA:  OCHO ÚNICAS FUNCIONES. Viernes 21 hs. Desde el viernes 8 de agosto al 26 de septiembre de 2014 –  TEATRO DEL ABASTO. Humahuaca 3549 -C.A.B.A.


[1] Alejandro Acobino fue actor, director y dramaturgo. A lo largo de su trayectoria –truncada por su suicidio a fines de 2011, a los 41 años-  recibió numerosos premios por obras como Continente viril y Rodando.  Su prematura desaparición sólo le permitió dejar una acotada producción. Acotada pero ineludible.