CINE: LEVIATÁN
Estreno 2/04/15
Por El espectador compulsivo
ES UN MONSTRUO GRANDE Y PISA FUERTE…
Ampulosa, oscura y tremendamente desoladora, esta nueva película de Andrey Zvyagintsev – Elena (2011), El regreso (2003)- utiliza la figura del Leviatán para abordar el tema de la corrupción general del Estado en su país, Rusia: un poder tan aplastante y difícil de vencer como el mismísimo monstruo bíblico. Metonimia regional de una problemática que el relato toma primero a escala humana –un hombre enfrentado con quien ejerce la autoridad- para llevarla luego a honduras religiosas –un hombre enfrentado con un poder que lo trasciende-, el film arrastra a un pesimismo tan extremo que puede concluir en la más lisa y llana desesperación.
En un pueblito costero del Norte de Rusia, un hombre lucha por conservar la tierra que ha pertenecido a su familia por generaciones y que ahora el Alcalde del lugar apetece con fines comerciales. Entre un sinnúmero de sinsabores, Kolya pugna por mantener a su familia unida ante los embates externos (el abuso de quienes detentan el poder, las amenazas, las previsibles pérdidas materiales, el posible desarraigo o la falta de empleo) e interiores (el progresivo desgaste por la confrontación, el temor o la ira que la situación provoca, los conflictos dentro del propio seno familiar: en la pareja y entre el hijo -fruto de un anterior matrimonio- y la nueva mujer, mucho más joven que el hombre).
El guión de Oleg Negin y Andrey Zvyagintsev no da respiro, y a la coincidencia abusiva (suma de males) propia del género puede llegar a quitarle hasta la posibilidad de una justicia poética. La oscuridad es una elección estética, pero también simbólica; la paleta del director alterna entre colores fríos, cargando así un paisaje que podría ser idílico de malos augurios, en un clima que la persistente música de Philip Glass subraya.
La pequeñez del hombre contrasta con la grandiosidad del paisaje y el colosal sistema al que se enfrenta, cuyas ramificaciones llegan hasta los más remotos rincones: la policía, la Iglesia Ortodoxa a la que Zvyagintsev se encarga de defenestrar, la justicia (ciega, pero segura de para dónde inclina la balanza). Las sucesivas injusticiaa a la que es sometido Kolya recuerdan explícitamente la situación de Job y así se lo hace notar un sacerdote al que el protagonista acude en su angustia. Sin embargo, la lectura que de él hace la película dista un tanto de la original; es política y crítica, y muchísimo más oscura en tanto quita de cuajo la posibilidad de la fe.
Confieso que al ver el film sentí indignación porque me pareció que, al cerrar la posibilidad a cualquier respuesta por parte de los damnificados, la película llevaba al quietismo (de hecho, el relato está construido, en gran parte, en base a cámara fija y planos largos). Sin embargo, la realidad se encargó de demostrarme lo contrario. La reacción en su país de origen fue bastante severa para con un film considerado anti-ruso, no solo por cómo pinta a sus funcionarios (el retrato de Putkin que cuelga del despacho del Alcalde en cuestión se encarga de demostrar que el film no intenta ninguna sutileza o eufemismo), sino por cómo describe a los propios conciudadanos, bebiendo cantidades tan exageradas de vodka que solo por milagro logran desplazarse. Parece que, al menos a nivel oficial, provocó una airada reacción. De hecho, la ley para que, en el futuro, este tipo de películas sean censuradas ya fue sancionada.
TRAILER
FICHA TÉCNICA
Leviatán (Leviathan, Rusia, 2014)
Dirección: Andrey Zvyagintsev
Guión: Oleg Negin y Andrey Zvyagintsev
Dirección de Fotografía: Mikhail Krichman
Música: Philip Glass
Edición: Anna Mass
Duración: 141 minutos
Elenco: Alexey Serebryakov, Elena Lyadova, Vladimir Vdovitchenkov, Roman Madyanov, Anna Ukolova.