TEATRO: UBÚ (sobre UBÚ REY)

EXCELENTE VERSIÓN DE LA OBRA DE JARRY

Cuando se estrenó Ubú Rey en 1896, en el Théâtre de lOeuvre de París, causó escándalo: algunos dicen que la batahola comenzó con el primer “merdre!” (“mierdra!”) que a viva voz pronunció el protagonista (y que de hecho, abría la obra); otros afirman que tardó un poco más en llegar, y se inició cuando la segunda función promediaba y tanto ataque a las normas establecidas se hacía insoportable para el auditorio. Haya sido uno u otro el caso, lo cierto es que no era otro el efecto buscado. Como concluye Edward Braun: “(Jarry) tenía pocas posibilidades de ofender la moral de su altamente sofisticado público. La única manera de atacarlos era a través de su sentido del decoro teatral, y, en esto, tuvo un incuestionable éxito.”[1] El público se escandalizó no solo por el lenguaje soez utilizado, o lo altamente grotesco de sus personajes y situaciones, sino, fundamentalmente, por el modo en el que la obra hacía estallar la ilusión por todos los medios a su alcance, echando mano a privilegios que hasta ese momento eran reservados para el bufón de la corte, el payaso o el cómico del teatro de variedades. Conservar ese espíritu en una época en que el teatro ha dejado de ser realista y se permite transgredir casi todos los límites es uno de los mayores logros de esta excepcional puesta a cargo de Andrés Bazzalo. El otro es el humor ácido, sagaz, algo que el original deliberadamente dejaba de lado.

Ubú rey

En Ubú Rey resuenan ecos de Macbeth, de Shakespeare, con la que comparte lo medular del hilo argumental (de hecho, ese fue uno los argumentos que Jarry usó para convencer a Lugné-Poe, dueño del Théâtre de lOeuvre, para incluirla en su programación): Ubú, quien alguna vez fuera Rey de Aragón como resultado de una conspiración, se halla en Polonia donde ha llegado a ser un caballero cercano al Rey Wenceslao. Ma Ubú, su mujer, lo convence de llevar a cabo un magnicidio y tomar el poder para volver a ser reyes. El complot se lleva a cabo con ayuda del Capitán Bordura a quien Ubú ha prometido ser Duque de Lituania. Muerto el rey, su hijo Bugrelao y la reina logran huir hacia las montañas. En principio, ya en el poder, el matrimonio Ubú reparte grandes cantidades de dinero y alimentos lo que los hace muy populares, pero luego la ferocidad aplicada por Ubú a nobles, magistrados, jueces y al pueblo mismo, al que impone terribles y ridículos impuestos, lo convierten en un tirano odiado y resistido por todos. Pronto Ubú deberá luchar para conservar el poder que ilegítimamente ganó.

La versión de Bazzalo acentúa ese costado indudablemente político que tiene la pieza, apropiándoselo con breves pero certeras alusiones a nuestra realidad nacional, pero, sobre todo, recupera lo que tiene de juego teatral, de exceso, de explosión creativa, de desenfado. Para ello cuenta con múltiples recursos, entre los que se destaca el excelente dispositivo escénico, que desde su minimalismo se adapta perfectamente a los requerimientos del espectáculo, permitiendo ágiles transformaciones, a la vez que enfatizando ese cariz titiritesco que tiene la obra, cuya primera versión fue pensada por Jarry para títeres.

Parodia irreverente, “pueril y sucia”, como la define su director, de una tragedia para nada ajena, Ubú no podría maravillar como lo hace si no fuera por el grupo de actores que le da vida con excelencia, sin dar un solo y minúsculo paso en falso. Por supuesto, hay que destacar la labor de Luis Campos. Por algo es Ubú Rey.

Imperdible. De lo mejor de la temporada.

FUNCIONES: Domingos 20 hs.  TEATRO EL GRITO –  Costa Rica 5459 – CABA

FICHA TÉCNICA

Versión libre, dirección general y dispositivo escénico: Andrés Bazzalo

Diseño de vestuario: Adriana Dicaprio

Diseño y realización de figuras en sombra: Mariel Lewitan – Mariano Falcón – Francisco Ramírez

Asesoramiento artístico y realización de carros: Gustavo Di Sarro

Diseño de iluminación: Fabián Molina Candela

Fotos: Alejandro Baccarat

Elenco: Luis Campos, Adriana Dicaprio, Mariel Lewitan y Mariano Falcón.

[1] El director y la escena. Buenos Aires, Editorial Galerna, 1986.