CINE: ¡SALVE, CÉSAR!

UN JUEGO NO TAN INGENIOSO

En clave de comedia disparatada, paródico y errático, el film número diecisiete de los hermanos Coen es un verdadero pastiche, hecho con infinidad de citas e intertextualidades diversas que remiten a una etapa dorada del cine: la época clásica. Con un humor a veces demasiado sutil, por momentos muy intelectual (como en la discusión de los representantes de las distintas religiones sobre Dios, o la de los comunistas sobre el motor de la historia y el papel del dinero), la película logra, sin embargo, algunos buenos momentos en medio de una avalancha de autorreflexiones y chistes “privados” de los que solo extraerá un jugo apetecible el público cinéfilo.

esther williams subiendo

Esther Williams subiendo hacia la cámara y una toma cenital del ballet en una de sus películas

Con distintos formatos y apelando a distintos géneros -el film noir, el musical (el número de Channing Tatum cantando y bailando al estilo Gene Kelly No dames es de lo mejor), las películas acuáticas de Esther Williams, el western, la comedia blanca y la epopeya bíblica-, ¡Salve, César! multiplica las citas cinematográficas propias (otros films de Ethan y Joel, como Barton Fink, 1991) y ajenas (giños a Vértigo, de Hitchcock, La primera sirena, de LeRoy, coreografiada por Busby Berkeley, o La vida de Brian, de Monty Python, entre muchísimos otros-, sacando partido, también, de los mayores “escándalos” de Hollywood. El cine se ríe de sí mismo y muestra el artificio, a veces de manera grosera, pero no exenta del convencimiento de que al fin y al cabo la pantalla grande y sus estrellas tienen mucho que ver con nuestra  vida: aportan la fantasía y el entretenimiento necesarios. No en vano es la “máquina de fabricar sueños”.

La trama de base del relato es sencilla: un par de días en la vida de Eddie Mannix, productor y director de los Estudios Capitol Pictures, en los que éste deberá hacer frente a problemas varios tales como el secuestro del protagonista de una mega-producción de corte bíblico, el embarazo inoportuno de una de las estrellas de la productora, las desfavorables condiciones de un film que se está rodando en el extranjero o la incapacidad de un joven actor habituado a otros papeles para volcarse al drama. Múltiples sub-historias que tienen como única finalidad hacer un aporte a la alocada pintura de una industria en un momento determinado de su historia: los años ’50.

Scarlett Johansson en Ave, César! donde es una estrella de nado sincronizado. Abajo las figuras geométricas del ballet.

Scarlett Johansson en Ave, César! donde es una estrella de nado sincronizado. Abajo las figuras geométricas del ballet.

Un relato que recupera el cine clásico jugando, también, con el star system que lo nutrió. Con el motor de Hollywood visto desde dentro, un humor sutil e inconmensurable cantidad de citas, ¡Salve, Cesar! nos permite reencontrarnos con aquellos films que marcaron una época y sonreírnos, y, de algún modo, disfrutar con ellos.

Lo mejor: los números musicales y el actor-vaquero interpretado por Alden Ehrenreich, sin olvidar, claro, la actuación de su protagonista, Josh Brolin.

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TRAILER

 FICHA TÉCNICA

¡Salve, César! (Hail, Caesar!, Estados Unidos, 2016

Guión y dirección: Joel y Ethan Coen

Dirección de Fotografía: Roger Deakins

Edición: Roderick Jaynes

Música: Carter Burwell

Duración: 106 minutos

Elenco: Josh Brolin, George Clooney, Alden Ehrenreich, Ralph Fiennes, Jonah Hill, Scarlett Johansson, Frances McDormand, Tilda Swinton y Channing Tatum